En marcha el Estudio Cerrando el Ciclo Atex


En el ámbito empresarial cada vez existe una mayor concienciación de la importancia de prevenir los riesgos, y con ello, evitar el mayor número de accidentes, especialmente los graves. Los accidentes, además de lo más importante que es el elevado coste humano, conllevan el deterioro de la imagen corporativa de la empresa y están vinculados a un elevado coste económico.

La sociedad también es más conocedora de los peligros existentes en la industria y de las consecuencias que determinados accidentes pueden tener en el entorno de una planta industrial, por lo que exige tanto a las empresas como a la Administración, que se tomen medidas para que aquellas actividades de alto riesgo sean controladas y con ello más seguras.

Todo esto ha propiciado que se hayan establecido legislaciones cada vez más específicas y estrictas en el ámbito de la seguridad industrial y la prevención de riesgos laborales.

Por todo ello el Gabinete de prevención de la Ceo está realizando el Estudio Cerrando el Ciclo Atex, con la financiación de la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales, F.S.P., cuyos resultados daremos a conocer en el mes de diciembre.

Es importante aclarar que este estudio se centra en el análisis del riesgo de explosión en el lugar de trabajo derivado de la presencia de atmósferas explosivas, y no en el derivado del uso de sustancias explosivas, dado que está fuera del alcance de este documento.

El riesgo de explosión por la existencia de atmósferas explosivas se presenta en empresas con procesos de fabricación, manipulación, tratamiento, utilización o almacenamiento de sustancias inflamables en forma sólida (polvo), líquida o gaseosa, cuando en mezcla con el aire y en presencia de una fuente de ignición, puede producirse la combustión propagándose al resto de mezcla no quemada. Por lo tanto, el riesgo de explosión, como puede deducirse, está presente en multitud de actividades y sectores.

Este riesgo es claramente perceptible tanto para el ámbito laboral como para la población en general en grandes industrias petroquímicas, gasistas, energéticas o de fabricación de sustancias químicas. Al considerar los diferentes riesgos que pueden existir en un lugar de trabajo en otros sectores o pequeñas empresas, el riesgo de explosión es uno de los más inadvertidos, y de los que puede pasar más desapercibido tanto para empresarios como para trabajadores, dado que, a diferencia de otros riesgos como puede ser el de una caída a distinto nivel, no es tan visible, pero no por ello menos peligroso.

Si bien ya han pasado más de 15 años de la publicación del Real Decreto 681/2003 sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores expuestos a los riesgos derivados de atmósferas explosivas en el lugar de trabajo, y se ha observado un incremento notable en la aplicación de este Real Decreto, todavía quedan muchos pasos que dar para tener controlado el riesgo de explosión en la industria.

Cuando se analiza el riesgo de que en una industria se produzca una explosión, no sólo hay que tener en cuenta que el diseño y características de las instalaciones son los adecuados para reducirlo, sino que además deben considerarse los trabajos que se van a realizar durante la explotación y mantenimiento de esas instalaciones y equipos para analizar si durante los mismos puede aumentar el riesgo de explosión, y por lo tanto las posibilidades de que se produzca un accidente. Es importante establecer normas de seguridad específicas para que los trabajadores que entran en contacto con este tipo de instalaciones conozcan perfectamente cómo deben realizarse los trabajos de forma segura.

Por todo ello, y a pesar de la implantación progresiva de las medidas legislativas en materia de atmósferas explosivas desde la publicación del Real Decreto 681/2003, se plantea la siguiente cuestión: ¿Se está haciendo todo lo posible para controlar el riesgo de explosión?

Pues parece que no, y por este motivo, este estudio pretende abordar y plasmar en una guía el riesgo de explosión en la industria, introduciendo aspectos como cualificación del personal que realiza operaciones en instalaciones o equipos ubicados en zonas clasificadas, inspección de equipos, realización de auditorías o existencia de sistemas de gestión del cambio.