La importancia de una buena salud cardiovascular


Las enfermedades cardiovasculares son una de las causas más frecuentes de mortalidad y morbilidad en la actualidad. En los países industrializados cerca del 20% de la población activa sufre un trastorno cardiovascular en algún momento de su vida laboral y la incidencia aumenta a medida que el trabajador cumple años.

A pesar de que no todas las enfermedades cardiovasculares son consideradas enfermedades profesionales, está unánimemente aceptado que el trabajo contribuye al desarrollo de las enfermedades cardiovasculares, considerándose en muchas ocasiones como enfermedades relacionadas con el trabajo.

Es importante señalar que las condiciones de trabajo y las exigencias del puesto de trabajo juegan un papel importante en el origen de un infarto o un ictus.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMSE) más de 17,5 millones de personas murieron en 2012 de un infarto de miocardio o de un ictus y de ellos al menos el 80% pueden prevenirse, por ejemplo, a través de una dieta sana, actividad física regular y abandonar el hábito de fumar.

Por este motivo, en los reconocimientos médicos realizados anualmente a los trabajadores es importante verificar y controlar los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares e infartos de miocardio, como el nivel de hipertensión, el colesterol y también los índices de azúcar.

Entre los factores de riesgo pueden clasificarse en las siguientes categorías:

  • Factores sicosomáticos, como hipertensión arterial, trastornos del metabolismo lípido, sobrepeso y diabetes.
  • Factores de comportamiento, como tabaquismo, malnutrición, falta de actividad física, consumo excesivo de alcohol y abuso de drogas.
  • Factores de tensión en los campos laboral, social y privado.

A continuación os dejamos una serie de recomendaciones para mantener una buena salud cardiovascular:

  • Llevar una dieta sana: una dieta equilibrada, con consumo abundante de legumbres, frutas, verduras, cereales integrales, pescado además de poca carne, sal, azúcar y alcohol.
  • Realizar ejercicio de forma habitual: 30 minutos diarios de actividad física.
  • Eliminar el tabaco de nuestra vida: tanto como fumador activo como pasivo.
  • Llevar un control del riesgo cardiovascular: de ahí la importancia de los reconocimientos médicos anuales de los que hablábamos antes.
  • Medir la tensión arterial: la presión arterial alta es una de las causas principales del infarto y del ictus.
  • Controlar el nivel de colesterol: a través de dieta saludable e incluso medicación cuando así lo establece nuestro médico, pues un elevado índice de colesterol incrementa el riesgo de infarto y de ictus.
  • Controlar el nivel de azúcar en la sangre: pues igualmente un nivel alto, tener diabetes, aumenta el riesgo de infarto y de ictus.