Podemos definir el golpe de calor o shock térmico como el sobrecalentamiento que sufre el cuerpo debido a las altas temperaturas o a un exceso de ejercicio físico, siendo uno de los casos más graves de hipertermia.
La falta de hidratación hace que diversos órganos dejen de funcionar como lo harían de forma habitual. El golpe de calor aparece de una forma muy rápida, de 1 a 6 horas, y puede ocasionar la muerte en apenas 24 horas si no recibe el tratamiento adecuado de forma urgente.
El golpe de calor supone una elevación incontrolada de la temperatura corporal que puede causar lesiones en los tejidos. Ese aumento de la temperatura provoca un fallo del sistema nervioso central y del mecanismo normal de regulación térmica, acelerando así el aumento de la temperatura corporal. Además la piel se calienta, se seca y cesa la sudoración, aparecen convulsiones, aumenta el ritmo respiratorio y cardíaco, la temperatura corporal puede llegar a ser superior a los 40,6ºC y aparecen alteraciones de la conciencia, siendo necesaria en estos casos la asistencia médica y la hospitalización.
En España, son frecuentes los golpes de calor en los meses de julio y agosto debido a las altas temperaturas, y tiene lugar principalmente durante los primeros días de las olas de calor, cuando al cuerpo humano todavía no le ha dado tiempo a poner en funcionamiento sus mecanismos de aclimatación.
Teniendo en cuenta los efectos y consecuencias es importante poner los medios necesarios para que el estrés térmico no afecte a los trabajadores que desarrollan su actividad al aire libre, como en la construcción, obras públicas, agricultura y ganadería. El problema de hacer frente a estos casos es que el estrés térmico es algo eventual reducido a las olas de calor, y no abarca todo el año, en cuyo caso la planificación preventiva ya incluiría las medidas necesarias.
A continuación señalamos algunas medidas preventivas que pueden adoptarse frente al golpe de calor:
- Comprobar las condiciones meteorológicas cada día e informar de ello a los trabajadores.
- Evaluar los riesgos, garantizar a los trabajadores una vigilancia de la salud específica y adoptar medidas preventivas en las situaciones en las que pueda producirse un golpe de calor.
- Informar a los trabajadores sobre los riesgos relacionados con sus tareas, con el calor, sus efectos y las medidas preventivas que hay que adoptar.
- Evitar, o reducir en su caso, el esfuerzo físico durante las horas más calurosas del día, limitando las tareas pesadas que requieran un gasto energético elevado.
- Planificar las tareas más pesadas en las horas de menos calor, adaptando, si es necesario, los horarios de trabajo.
- Distribuir el volumen de trabajo e incorporar ciclos de trabajo-descanso: ciclos breves y frecuentes de trabajo-descanso.
- Limitar el tiempo o la intensidad de la exposición, haciendo rotaciones de tarea, siempre que haya sitios con menor exposición que lo permitan.
- Incrementar paulatinamente la duración de la exposición laboral hasta alcanzar la totalidad de la jornada para lograr la aclimatación a las altas temperaturas (suelen necesitarse de 7 a 15 días para conseguirlo).
- Siempre que sea posible, permitir al trabajador adaptar su propio ritmo de trabajo.
- Instalar fuentes de agua potable próximas a los puestos de trabajo.
- Habilitar zonas de sombra o locales con aire acondicionado para el descanso de los trabajadores.
- Realizar un reconocimiento médico específico a los trabajadores ante el riesgo de golpe de calor: debiendo tenerse en cuenta los factores individuales de riesgo (mayor edad, obesidad, tratamientos con medicamentos, embarazo).
- Formar adecuadamente a los trabajadores para que conozcan los síntomas de los trastornos producidos por el calor e identifiquen las señales y síntomas del estrés térmico.
- Conocer los primeros auxilios que se han de aplicar ante una persona expuesta a un golpe de calor.
- Favorecer el trabajo en equipo para facilitar la supervisión mutua de los trabajadores.
- Evitar las bebidas alcohólicas o con cafeína, así como las comidas copiosas.
- Utilizar ropa amplia y ligera, que cubra piernas y brazos, de colores claros que absorban el sudor y que sean permeables al aire y al vapor.
- Proteger la cabeza con casco, gorra o sombrero, según sea el trabajo realizado.
- Utilizar cremas de alta protección contra el sol.
Por último, ¿cómo actuar ante un golpe de calor?
- Colocar a la persona accidentada en un lugar fresco y aireado
- Refrescar la piel, para ello desvestiremos a la persona y le aplicaremos toallas húmedas en la cabeza y en el resto del cuerpo.
- No controlar las convulsiones para evitar lesiones musculares o articulares.
- Si está consciente: darle agua fría para beber.
- Si está inconsciente: colocarlo en posición recostada sobre un lateral de su cuerpo, con la cabeza ligeramente ladeada, el brazo inferior atrás, extendido, el superior flexionado hacia adelante y hacia arriba, y las piernas flexionadas, más la superior que la inferior y, por último, trasladarlo al hospital.